TRASTORNO ESTRÉS POSTRAUMÁTICO
definición, causas, síntomas y tratamiento

Trastorno Estrés Postraumático Trauma

Definición

El trastorno estrés postraumático (TEPT) puede ocurrir a cualquier edad, empezando a partir del primer año de vida. Los síntomas generalmente comienzan dentro de los primeros 3 meses después del trauma, aunque puede haber un retraso de meses, o incluso de años, antes de que se cumplan los criterios para el diagnóstico.

Cuando los niños tienen dificultades, se portan mal, están enfadados, son agresivos, tienen problemas con las amistades o les cuesta aprender en clase, se quedan perplejos, parecen «perdidos» o muestran un comportamiento regresivo, la primera pregunta que debemos hacernos como adultos es «¿Qué les ha pasado?». El TEPT afecta al comportamiento, las relaciones, el aprendizaje y las emociones del niño o la niña.

En qué consiste

El TEPT es una experiencia que deja al niño o niña aterrorizado e impotente. El impacto de un acontecimiento traumático varía según la intensidad y la frecuencia de la experiencia, el entorno y otros factores. Hay pruebas sólidas y concluyentes de que el trauma afecta a las emociones, el comportamiento, las relaciones y el aprendizaje de los niños, niñas y adolescentes. Los síntomas del trauma pueden minimizarse o erradicarse mediante el trabajo de recuperación del trauma.

Causas

Factores de riesgo y pronóstico

En resumen, los factores de riesgo (y protección) se dividen generalmente en tres tipos:

  • Factores pretraumáticos.
  • Peritraumáticos. 
  • Postraumáticos.               

Factores pretraumáticos 

Temperamentales. Son los problemas emocionales de la infancia en torno a la edad de 6 años (p. ej., antes de la exposición traumática, problemas de ansiedad o de externalización) y los trastornos mentales previos (p. ej., el trastorno de pánico, el trastorno depresivo, el trastorno estrés postraumático o el trastorno obsesivo-compulsivo [TOC]).               

Ambientales. Son un bajo nivel socioeconómico, una educación escasa, la exposición a un trauma previo (especialmente durante la niñez), la adversidad en la niñez (p. ej., necesidades económicas, disfunción familiar, la separación de los padres o la muerte), las características culturales (p. ej., estrategias de afrontamiento fatalistas o de autoculpa), una deficiencia de inteligencia, una condición racial/étnica minoritaria y una historia psiquiátrica familiar. El apoyo social antes de la exposición al suceso es protector.            

Genéticos y fisiológicos. Son el sexo femenino y una edad más joven en el momento de la exposición al trauma (para los adultos). Ciertos genotipos pueden ser protectores o de riesgo para el trastorno estrés postraumático después de la exposición a sucesos traumáticos.

Factores peritraumáticos 

Ambientales. Son la gravedad (dosis) del trauma (cuanto mayor es la magnitud de trauma, mayor es la probabilidad de TEPT), el peligro vital percibido, las lesiones personales, la violencia interpersonal (especialmente el trauma perpetrado por un cuidador o al presenciar cómo se amenaza a un cuidador de los niños) y, para el personal militar, ser autor o testigo de atrocidades, o matar al enemigo. Finalmente, es un factor de riesgo la disociación que se produce durante el trauma que persiste después.

Factores postraumáticos

Temperamentales. Son las evaluaciones negativas, las estrategias de afrontamiento inadecuadas y el desarrollo de un trastorno de estrés agudo.               

Ambientales. Son la posterior exposición a recuerdos molestos repetitivos, a acontecimientos adversos posteriores y a pérdidas relacionadas con traumas financieros o de otra índole. El apoyo social (incluyendo la estabilidad familiar para los niños) es un factor protector que modera el resultado después de un trauma.

Síntomas

Cuando un niño o niña o un adolescente ha sufrido un trauma, el impacto puede causar trastornos en su aprendizaje, ya que su cerebro se centra en la supervivencia, lo que dificulta la capacidad de reflexionar, aprender nueva información y pensar. El tronco del encéfalo y la amígdala quedan atrapados en una respuesta de amenaza y la supervivencia primitiva se convierte en el objetivo principal. 

El TEPT afecta a su comportamiento, que a menudo puede considerarse perturbador o irritante, lo que puede llevar a los adultos a decir a los niños que «tomen mejores decisiones» en lugar de comprender la naturaleza fisiológica del comportamiento, que es más dominante que su cognición. A veces, el niño traumatizado se muestra sumiso, temeroso o retraído, o se le ve «desconectado», lo que indica una respuesta al terror.

El trastorno estrés postraumático repercute en sus emociones, lo que a menudo les hace luchar para autorregularse y, en cambio, les hace ser sensibles a las amenazas percibidas e impulsivos y emocionalmente volátiles. El TEPT repercute en las relaciones, provocando que sean pegajosos, nerviosos, ansiosos, controladores o evasivos, lo que puede conducir a una menor autoestima y al rechazo de sí mismos debido a la soledad.

El trauma afecta, asimismo, a la memoria y al habla del niño. A veces, los niños con el TEPT pueden tener problemas de memoria debido a mecanismos de afrontamiento que crean formas de cerrar incidentes y experiencias en su memoria que estaban demasiado llenos de dolor o vergüenza.

Síntomas del TEPT

  • Agresión.
  • Autolesiones.
  • Agitación e inquietud.
  • Huida.
  • Mojarse/ ensuciarse.
  • Enfrascado/en su propio mundo.
  • Lentitud de respuesta.
  • Pensamientos / palabras de autodesprecio.
  • Dificultades para comer.
  • Retraído socialmente.
  • Ansiedad.
  • Depresión.
  • Baja energía.
  • Sensación de adormecimiento.
  • Falta de memoria.
  • Comportamientos impulsivos.
  • Pesadillas.
  • Dependencia de sustancias.
  • Ataques de pánico.
  • Ideas de suicidio.

Tratamiento

Los criterios siguientes se aplican a adultos, adolescentes y niños mayores de 6 años. Para niños menores de 6 años se realiza la misma técnica y se evalúan otras posibles comorbilidades propias de su edad.

La mayoría de los niños pequeños con trastorno estrés postraumático también tiene al menos otro diagnóstico, los patrones de comorbilidad son diferentes de los que tienen los adultos, con un predominio del trastorno negativista desafiante y del trastorno de ansiedad de separación. Finalmente, existe una considerable comorbilidad entre el trastorno de estrés postraumático y un trastorno neurocognitivo importante, y algunos de los síntomas se solapan en estos trastornos.

El Gabinete Narei ha apostado por el Método SHEC (Sincronización de Hemisferios Cerebrales), técnica psicoterapéutica, basada en la neurociencia y en cómo funciona nuestro cerebro, para el trastorno estrés postraumático. El Método SHEC, en conclusión, permite liberar a la persona de todo tipo de traumas, de situaciones que nos superan, que no podemos manejar, que nos desbordan y que  nos producen gran dolor emocional. Eventos pasados, presentes o futuros.

Puedes ver el vídeo a continuación, y visitar la página del Método SHEC para más información.

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