Personas diagnosticadas clínicamente con trastornos del espectro autista (TEA), parálisis cerebral, Síndrome de Down, niños con Trastorno Generalizado del Desarrollo (TGD), Trastorno por déficit de atención (TDA).
En general, las personas afectadas con dichos diagnósticos tienen fallos en la calidad auditiva. Frecuentemente son hipersensibles a algunos ruidos —en especial los agudos—. No comprenden las instrucciones de varios pasos, tienen déficit de atención y un lenguaje limitado.
Se detectan también en personas con sordera y niños en adopción. Así mismo, en niños con problemas de aprendizaje: dislexia, discalculia, disfasia, disfemia (tartamudez), retraso escolar, etc.
● Inestabilidad emocional o baja autoestima. Las personas diagnosticadas con depresión presentan dos o más puntas de hiperaudición relativa en otras tantas frecuencias agudas: 8 kilohercios.
● Estudiantes de música o de idiomas pueden mejorar la nitidez, la discriminación y la percepción uniforme y correcta de determinados fonemas.
● Cantantes y oradores, cuya voz depende de la calidad de la percepción auditiva y es susceptible de mejorar.
● Presbiacusia, o pérdida gradual de agudeza auditiva, comenzando por los sonidos agudos. Esa tendencia, que afecta a todos, podría frenarse y recuperar parte de lo perdido.
● Hipoacusias. El método Berard dinamiza todo el órgano de la audición y las áreas cerebrales auditivas. Mejora el sistema auditivo previo a la colocación de un audífono.